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Pocitos

Desde Cosautlán para el mundo: Naturales que conquistan fronteras

En las montañas de Veracruz, donde el sol toca los cafetales como si los bendijera, Carlos Cadena lleva el café en la sangre. Es hijo, nieto y bisnieto de productores, pero no se conformó con heredar una historia: decidió escribir la suya. Una historia de constancia, innovación y amor profundo por la tierra.

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La historia

Desde que tomó las riendas en 2012, su mirada ha estado puesta en la calidad. Participó ese mismo año en la Taza de Excelencia y obtuvo un sexto lugar que cambiaría su rumbo. A partir de ahí, vendrían años de trabajo incansable: en 2022 volvió a quedar en sexto lugar, en 2023 alcanzó el tercer lugar, y en 2025 se coronó con el primer lugar en la categoría de procesos experimentales.

Pero más allá de los premios, lo que distingue a Carlos es su visión. Sus fincas —Huehuetepan y Pocitos— son ejemplos vivos de sostenibilidad, formación comunitaria y compromiso con la excelencia. El compostaje de residuos, el secado en patios, la capacitación de sus trabajadores y la conexión con tostadores del mundo hacen de su proyecto algo integral, humano y profundo.

Cuando visitamos a Carlos nos abrió las puertas de su casa con la misma calidez con la que comparte su café: sin pretensiones, pero con el orgullo de quien ha trabajado cada grano con propósito.
 

Hoy tenemos el honor de ofrecer uno de sus tesoros: un Gesha natural, elegante, complejo y memorable. Una taza que no solo representa a Carlos, sino a toda una generación de productores que están transformando el café mexicano desde sus raíces.

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