La Joya
Corazón, ciencia y café
Conocer a Samuel Ronzon es descubrir la pasión de toda una vida dedicada al café. Desde niño, caminó entre los cafetales de su abuelo, y con el paso del tiempo, junto a su esposa Gloria Hernández —química especializada en fermentaciones—, transformaron ese legado en un proyecto extraordinario: Finca La Joya.

La historia
Aquí, en medio de un paisaje vivo y lleno de historia, Samuel y Gloria producen cafés que no solo buscan la excelencia en taza, sino que honran la tierra, las manos y los corazones que los cultivan. Sin herbicidas ni pesticidas, cuidando cada cereza con una dedicación casi artesanal, La Joya es un santuario donde la calidad y la humanidad caminan de la mano.
Su enfoque va más allá de la producción, dignificando el trabajo de quienes están detrás de cada grano. No es casualidad que sus cafés hayan llegado a escenarios de competencia mundial, de la mano de campeones de México, Estados Unidos, Grecia, Austria y Canadá.
Hoy, después de nueve años de admirar su incansable dedicación, tenemos el orgullo de ofrecer uno de sus lotes: un Caturra Amarillo de proceso natural, vibrante, expresivo, y lleno de la magia que solo una finca como La Joya puede entregar.
Cada taza es una invitación a caminar entre esos cafetales, sentir el esfuerzo, la ciencia y el amor que hacen posible un café verdaderamente inolvidable.